Durante nuestra vida, hay diferentes tipos de momentos, de alegría y gozo, de armonía, unos de más reto, otros de dificultades que resolver, unos de dolor y profunda tristeza. Sin embargo, mientras más, nos conectamos con nuestra divinidad, que es la divinidad de Dios, y que están intrínsecamente unidas, porque somos parte del TODO, y somos UNIDAD PERFECTA, más fortalecemos nuestra FÉ, y es más fácil permanecer en nuestro centro y equilibrio, aún con las adversidades del mundo exterior humano. Siendo parte de lo humano, vivimos con todo lo que conlleva lo humano, pero ya desde una perspectiva diferente.
AFIRMACIÓN: “YO SOY LA DIVINIDAD DE DIOS”
¡Que la Luz, acompañe tu camino!