
No necesitas ser un experimentado yogui para realizar una meditación. Simplemente acomódate en un lugar donde te sientas a gusto. Puede ser una habitación, un jardín, una terraza, la playa, la montaña o simplemente justo donde estás puedes aislarte del mundo con tu pensamiento y evocar un maravilloso paisaje. Todo lo demás depende de qué te hace sentir en paz y qué puedes agregar. A algunos les gusta encender velas, inciensos, aromas, poner flores, cuarzos, música suave. Pero es tu elección. Puedes incluso omitir todo esto y centrarte en tu silencio interior.
Y comienza realizando algunas inhalaciones y exhalaciones lentas, suaves y profundas y concentra tu atención en ella. Haz conciencia de cómo sientes el aire entrar lentamente por tu sistema respiratorio y cómo va recorriendo parte por parte hacia adentro y hacia afuera. Fúndete con tu propio silencio y conéctate con lo Celestial en tu Interior. Puede tomarte solo unos minutos o puedes hacerlo por largos períodos de tiempo. Tú decides.
Cuando se inicia con esta práctica es muy común que nos distraigamos fácilmente con ruidos del exterior o con pensamientos. Que eso no te moleste. No le prestes atención. No luches ni con ruidos ni con pensamientos. Imagina que arriba de ti hay un gran cielo azul y cada vez que haya algo que quiera distraer tu atención, no luches contra eso. Simplemente conviértelo en una nube y envíalo hacia ese hermoso cielo azul y sigue con tu ejercicio. Con el tiempo te darás cuenta que mejoras en tu práctica. A todos nos pasa cuando somos principiantes y aún los más experimentados en meditación tienen días en que les cuesta más trabajo realizarlo así que no te preocupes por ello. Sólo inténtalo de nuevo.